El racismo habita en muchos recintos, circula, se ha reacomoda y despliega formas de opresión, es el caso de la comunicación mediatizada, se analiza el racismo en tres dimensiones. La primera consiste, en que hay un hegemonía y concentración en pocas manos de los medios de comunicación masiva como formatos excluyentes, antidemocráticos y racistas, estás formas reproducen el racismo porque el acceso a la información es en otro idioma, limita la emisión del pensamiento desde el idioma propio y las formas culturales, bloquea las necesidades y proyectos comunicacionales de los pueblos indígenas.
Los Acuerdos de Paz, en especial el Acuerdo sobre Identidad y Derecho de los Pueblos Indígenas, estableció que se debía democratizar los medios de comunicación. Esto implicaba hacer cambios en la legislación, pero en realidad lo que se realizó fue la creación de la Superintendencia de Telecomunicaciones proceso que facultó y selló la privatización, esta situación se ha analizado como un proceso que dejó el neoliberalismo en América Latina, algunos/as autores categorizan a este proceso como “re-regulación”. Mastrini y Loreti (2009:60) detallan que se trata de una revisión de la regulación vigente con el fin de alcanzar una liberalización controlada del sistema, con actores privados reteniendo el control sobre las cuestiones clave del proceso.
La legislación creada desde los Acuerdos de Paz hasta la fecha ha servido de beneficio a las corporaciones radiales y han alimentado la privatización, dejando a la población indígena sin posibilidades de controlar medios de comunicación y ejercer comunicación propia. Eso se puede entender con lo que plantea Mastrini y Loreti (2009:60) En políticas de comunicación, la re-regulación fue utilizada especialmente para eliminar restricciones a la concentración de la propiedad de los medios de comunicación.
Lo anteriormente expuesto, se puede identificar, que el país se caracteriza por un mercado de frecuencias de radio y televisión abierta, ampliamente dominado por un oligopolio (PDH 2020:12). El bloqueo y racismo a los proyectos comunicacionales indígenas se manifiesta en que no se puede competir en términos económicos frente al oligopolio de la comunicación, hay 6 grupos empresariales que controlan el espectro radial con un total de 214 frecuencias radiales (PDH 2020)
Ante el vacío legal que existe y la privatización, las radios comunitarias creadas por los pueblos indígenas se han amparado en el derecho internacional en materia de Derechos Humanos. El Estado, por su parte actúa desde lógicas de represión, criminalización y racismo frente a los proyectos comunicacionales de los pueblos indígenas, esto lo reconoció la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2021:18), indicando que desde noviembre de 2010 hasta mayo de 2021, se han realizado 206 diligencias de allanamiento, inspección, registro y secuestro de evidencia en radios que operaban sin autorización, entre ellas algunas radios comunitarias indígena.
La segunda dimensión consiste, en la participación y el espacio para la emisión de pensamiento que tiene los pueblos indígenas en los medios de comunicación masivos, los cuales son limitados espacios y como esto es resultado de la privatización, la exclusión y racismo. Esto tiene un impacto, al desplazar a los pueblos indígenas como constructores de opinión pública, los deshabilita como agentes que analizan la realidad y les bloquea la construcción de horizontes.
Los y las columnistas indígenas en los medios de comunicación se limita a uno/a, no hay representación de los 23 pueblos indígenas, en la actualidad no existen columnas de opinión escritos en los idiomas indígenas. Esto puede ser categorizado como racismo epistemológico en donde prevalece la mirada criollo-ladina de la realidad, desde esa óptica se lee la vida de las poblaciones indígenas, se asedia a las formas de pensamiento de los pueblos y cuando se retoma se folcloriza.
La tercera es la narrativa que se tiene sobre los pueblos indígenas en los medios de comunicación masiva. Como me veo grupo dominante, como me ven o retatan desde ese lugar.
Los eternamente pobres, indicadores de pobreza, los lugares de violencia, los revoltosos y sin propuesta.